Todos sabemos que un Interjefes es una inyección de combustible extra que el motor que constituye la Rama Roja en cualquier grupo debe recibir de cuando en cuando.
En los grupos María Inmaculada y Santiago Apóstol de Valencia estábamos necesitando esa inyección y el pasado domingo 17, bajo la inestimable dirección de Agustín Valencia la recibimos en el fantástico paraje del Embalse de Benagéber en Valencia.
Comenzamos el día de la mejor forma que se puede empezar un domingo, participando en la Santa Misa, concretamente en Requena en el convento de las Madres Agustinas Recoletas de San José. El sacerdote, D. Julián, ofició haciendo mención en varias ocasiones a nuestra presencia y finalmente las madres nos recibieron y pudimos ver la maravillosa siembra que el Señor realiza en el mundo, con vocaciones contemplativas y que muchas veces no valoramos adecuadamente.
Madres africanas, europeas y americanas, de todos los colores y condiciones sociales, todas con un mismo objetivo; la adoración, la meditación en la Palabra de Dios y la oración contínua.
¡Quien sabe! Quizá algún día en Requena haya un nuevo grupo Scout de Europa!!
Tras este encuentro con las madres nos desplazamos al embalse. Cambiarnos, alquilar las canoas y comenzar a navegar fue todo una cosa (también lo fué que alguna canoa -la mía- comenzara una serie de naufragios, que la verdad, con el calor que hacía tampoco nos vinieron ma).
Dos horas de técnica de piragüismo sirvieron para que posteriormente, durante la preparación de la comida comentáramos diversos aspectos y analogías entre la vida de un Grupo y la experiencia que acabábamos de vivir.
Partiendo del «Rema tu propia canoa» de BP apreciamos que en la vida de un grupo, al igual que en la actividad que habíamos realizado, a veces damos vueltas y más vueltas sin avanzar ya que no nos fijamos en los movimientos del acompañante (el resto de los Jefes) y remamos descoordinadamente, o lo que es lo mismo, malgastamos muchas energías sin lograr un objetivo claro
Y hablando del objetivo; a veces no sabíamos en el juego, cuál era nuestra meta, remábamos sin saber a donde ir, lo cual evidentemente hace que el desarrollo del juego, al igual que en la vida del Grupo, no se logre un buen fin.
Al final de la actividad tuvimos viento, viento en ocasiones racheado que nos dificultaba enormemente el desplazamiento de un punto a otro. Ante ese viento cabían dos opciones, o lo asimilábamos y aceptándolo navegábamos inteligentemente, en zig-zag sin intentar enfrentarnos a él, o nos empeñamos en avanzar contra él, obstinadamente logrando cansarnos, agotarnos y no lograr el objetivo previsto para nuestro desplazamiento. Pues lo mismo es en la vida de cualquier Grupo, ¡Siempre habrá viento!
Ante este viento, aprendamos a navegar inteligentemente, marcando un rumbo pero zigzagueando cuando la ocasión lo necesite, realizando las gestiones y actividades del Grupo teniendo en cuenta que a veces tendremos ese viento de cara que parece parar o ralentizar la vida del Grupo.
Terminando con la actividad de piragüismo, nos amarramos por parejas de canoas y nos dimos cuenta de una cosa, cuando uno de los cuatro remeros de las dos parejas dejábamos de remar, se resentía -y mucho- el avance de las dos canoas, igual es en la vida del Grupo; cuando un remero deja de remar, finalmente se resiente el avance. Cada uno de nosotros, miembros de un Grupo, deberemos remar según las condiciones que tenga de entusiasmo, condiciones físicas, personales, etc.
Pero algo está claro, si finalmente en un Grupo no remamos todos, el avance del mismo se acabará resintiendo.
Tras todas estas consideraciones que fuimos haciendo durante la comida y tras la limpieza de la vajilla, aprovechamos la lectura de unos párrafos del libro del cardenal Van Thuan «Testigos de Esperanza» para reflexionar sobre el «Aquí y el Ahora» que los caminantes de Emaús vivieron en su encuentro con el Señor y el que vivimos cada Grupo y que debemos convertir igualmente en un encuentro con Jesucristo en nuestras actvidades, el trato con niños y padres, (recordad siempre, ¡Son almas!) y la vida parroquial.
Cristo debe ser nuestra Paz y nuestra Esperanza y contando con El, debemos estar preparados para dejarnos convertir cada día y ser conscientes de la importante labor transcendental que nuestras actividades, la aplicación de nuestra pedagogía a niños y jóvenes, así como nuestra propia vivencia como Guias y Scouts de Europa (nuestra progresión personal, nuestros retos, nuestras ilusiones, etc)
Como dijo la Madre Teresa de Calcuta a Van Thuan; «no importa el número de nuestras actividades, sino la intensidad del amor que ponemos en cada acción»
Todas estas reflexiones y lecturas nos prepararon para el Momento Luz o la Hora Ruta, que es ese único y personal momento de encuentro de cada uno de nosotros, Guias y Scouts de Europa viviendo en la Rama Roja, tiene con Jesucristo mediante la Oración.
Y como el que canta, reza dos veces, dedicamos la última actividad técnica al ensayo de cantos, honestamente no es nuestra especialidad, pero debemos mejorar y sobre todo ensayar para hacer de nuestros lobatos, lobatas y patrulleros unos Jefes en el día de mañana, y si Dios quiere, sean capaces de enseñar a cantar a las nuevas generaciones de niños que se acerquen a nuestra Asociación.
Finalmente acabamos haciendo balance de la actividad y fijando propósitos para la próxima Ronda. El balance, muy bueno, todos coincidimos en la necesidad de llevar a cabo este Interjefes. Los propósitos…
…son personales, pero seguro que buscarán al fin y al cabo, ser mejores personas, ser mejores Scouts o Guias y ser mejores cristianos, haciendo todo por el Reino, una vez más en esta actividad hemos dado otro paso hacia la mejor comprensión de nuestro movimiento y de nuestra finalidad, así como la necesaria reflexión personal que todos los miembros de la Rama Roja debemos realizar con vistas a nuestra Partida Rover o el Compromiso Guía Mayor.
Un fraternal abrazo,
Vicente JG GR1 y GR2, Valencia